Absueltos los acusados de falsificar y vender los cuadros del pintor catalán Tharrats

La familia del artista creyó que el hijastro había confeccionado unas obras imitando su estilo. El Juzgado considera que no ha quedado acreditada la estafa

Cuadro de Tharrats devuelto. (Foto: Cedida)
Cuadro de Tharrats devuelto. (Foto: Cedida)
  1. Cuadros certificados por el hijastro
  2. Ocho años
  3. Ensayos de la firma del autor
  4. El gremio del arte lo conocía
  5. Los acusados niegan el negocio
  6. Los restauradores no aclaran la falsedad
  7. Devolución de los cuadros

Un Juzgado de Barcelona ha absuelto al coleccionista de arte y al galerista acusados de distribuir obras falsificadas del pintor catalán Joan Carles Tharrats, que falleció en 2001, por falta de pruebas que acreditaran el delito.

La magistrada del Juzgado de lo Penal nº6, en una sentencia a la que ha tenido acceso Confidencial Digital y que es firme, ha exonerado a los acusados de un delito continuado de estafa por el que la Fiscalía y la acusación particular pedían tres años de prisión y una indemnización de 10.000 euros a los herederos del pintor.

En el proceso también estuvo imputado el hijastro del pintor, que falleció durante la investigación y era el principal sospechoso de haber confeccionado las falsificaciones.

Cuadros certificados por el hijastro

El instructor policial del caso, perteneciente al grupo de patrimonio de los Mossos de Esquadra, explicó durante el juicio que las pesquisas iniciaron a raíz de que un informante había denunciado una serie de irregularidades en una sala de subastas de Barcelona con relación con unos “cuadros falsos” de Tharrats.

Cuando la policía presentó las obras intervenidas al hijo del pintor, gran conocedor de la obra de su padre y que ostentaba el 50 % de su propiedad intelectual, aseguró que eran “todas falsas”.

Muchas de ellas estaban certificadas por el hijastro que, tras consultarlo con expertos, los agentes descubrieron que no tenía los derechos  de la propiedad intelectual de Tharrats y no tenía potestad para declarar su autenticidad. Lo que más tarde, en Sala, los peritos negaron y argumentaron que cualquier persona con conocimiento directo y extenso de la obra del artista podía certificar.

Algunos coleccionistas de arte que compraron las obras testificaron que el hijastro del pintor en ese momento “era una persona reconocida en el mundo del arte” y les “bastaba” con ver su certificado para creerse la autoría de los cuadros.

Ocho años

Los agentes llegaron a la conclusión de que el coleccionista de arte y el galerista, acusados en el procedimiento, eran los principales distribuidores de las obras falsas. Intervinieron los teléfonos y detectaron que la única persona que interactuaba con el hijastro era el coleccionista, que a su vez se comunicaba con el dueño de la galería.

Esta presunta trama, aseguró el instructor, se produjo durante ocho años.

 

Ensayos de la firma del autor

Un mosso que participó en el registro del domicilio del hijastro describió que encontraron “manuscritos y ensayos de firmas del autor” y que “se veía la evolución hasta parecerse cada vez más a la obra de Tharrats”. También había obras incabadas, sellos recortes…

Era muy evidente que era el taller de confección de las falsedades”, afirmó.

El gremio del arte lo conocía

Un enmarcador de cuadros que había trabajado con el pintor más de 50 años aseguró que “dentro del gremio del arte de Barcelona todo el mundo sabía  que había cuadros de Tharrats falsos” y que él mismo había enmarcado algunos cuadros supuestamente falsos certificados por el hijastro.

El nieto de Tharrats también declaró que en el entorno de la familia “hablaban de que veían muchas obras de su abuelo que no concordaban con la obra realizada antes de morir” y se fijaron en que “era un estilo que se parecía” al original, pero no era el mismo.

También explicó que el hijastro estuvo cuidando del artista durante los últimos años de su vida y que por eso tenía acceso al estudio.

Niegan la comercialización

En el juicio, el coleccionista de arte negó haber vendido las obras del pintor a través de terceras personas. Además, aseguró que llevaba más de veinte años comprando las obras de Tharrats, primero a él y luego a su hijastro cuando éste pasó a hacerse cargo de la venta.

Por su parte, el dueño de la galería de arte 4 Cantons de Olot (Girona), también negó haber tenido ningún negocio con los demás acusados. Explicó que nunca se planteó que los cuadros de Tharrats fueran falsos y que los que vendió contaban con el certificado de autenticidad.

Los restauradores no aclaran la falsedad

La sentencia recoge que los peritos del Museo de Arte Contemporánea de Barcelona (Macba), tras analizar los cuadros intervenidos, concluyeron que “la manipulación y soporte no era la propia del artista Tharrats” y encontraron indicios que les hicieron dudar de la autenticidad de la obra.

Aun así, los restauradores y conservadores del museo no pudieron afirmar ni la autoría del pintor ni su falsedad porque no eran expertos en la obra de Tharrats.

Devolución de los cuadros

La titular del Juzgado de lo Penal nº6 de Barcelona ha dictado la absolución de los acusados del delito continuado de estafa porque no se pudo acreditar la falsedad de las obras ni atribuir al hijastro o a otra persona las supuestas falsificaciones.

Además, ha considerado que quedó probado que el hijastro tenía la potestad de emitir los certificados, pues tenía conocimientos universitarios y nociones directas de la obra de su padrastro.

En esta línea, la magistrada ha destacado el testimonio del nieto de Tharrats. Declaró que su padre había dudado de la autenticidad de las obras que hizo el pintor hacia el final de su vida, pues no estuvo con él en ese tiempo ni había emitido esos certificados.

Por otro lado, la titular del juzgado ha acordado la devolución de todas las obras de arte intervenidas a sus respectivos dueños.

El letrado del galerista, Daniel Gómez Martín, ha informado a este medio de que las 70 obras ya están en posesión de su cliente y ha celebrado que se haya restaurado tanto el honor del profesional como el del artista.

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