Por la boca… Sánchez ha fracasado en Cataluña

 Sánchez ha ido justificando todas sus claudicaciones y todas sus concesiones vergonzosas a los separatistas -con la sola ganancia de los escaños que necesita para seguir en La Moncloa- en una serie de entelequias que iba a conseguir: pacificar la sociedad catalana, desarmar el independentismo, normalizar las relaciones con el resto de España… y ha fracasado rotundamente.

Con independencia de los resultados de las elecciones en Cataluña y sean cuales sean las coaliciones para gobernar -si es que se consigue algún acuerdo, y no hay que repetir los comicios- lo cierto es que Sánchez, a sus muchos fracasos y a sus muchas mentiras, tiene que sumar el fracaso de su política en Cataluña basada en una serie de mentiras y en una ristra de promesas y premoniciones de futuro que, a la vista está, no solamente no se han cumplido sino que las situaciones sobre las que versaban han empeorado notablemente. 

Sánchez ha ido justificando todas sus claudicaciones y todas sus concesiones vergonzosas a los separatistas -con la sola ganancia de los escaños que necesita para seguir en La Moncloa- en una serie de entelequias que iba a conseguir: pacificar la sociedad catalana, desarmar el independentismo, normalizar las relaciones con el resto de España… y ha fracasado rotundamente.

La concordia entre catalanes, la paz social, el acercamiento a España, la tranquilidad política, el bienestar económico, la confianza de las empresas, la convivencia entre unos y otros, la igualdad, la solidaridad, solucionar el conflicto político catalán enconado durante muchos años, el respeto a todas las opiniones, la defensa del idioma común, defender la vigencia de la Constitución… Nada de nada.

El fiasco ha sido total, por no hablar de las promesas relacionadas con la situación en fuga de Puigdemont, a quien iba a traer a España para ser detenido y juzgado.

Nada ha conseguido, salvo los escaños de los separatistas, para seguir en el poder, chantajeado y dependiendo de quienes odian a España.

Puede haber ganado Illa y hasta puede que sea presidente de la Generalidad, pero ni hay más paz social, ni más entendimiento, ni la economía catalana despega, ni vuelven las empresas.

No han cesado las amenazas ni el chantaje que ya se hace crónico y, tras las elecciones, todo sigue igual o peor y nada se ha resuelto.

Si alguna vez en España se dejara de estar en una permanente campaña electoral, si se gobernara con una cierta normalidad y si se pidieran cuentas a los gobernantes de su gestión, las demandas de los catalanes -y del resto de los españoles- a Sánchez por todo lo que ha hecho, con tan magros resultados, serían espectaculares.

 

El gobierno de Sánchez, el gobierno de España, sigue dependiendo de los independentistas, los secesionistas y los enemigos de España y de todo lo español. Sigue dependiendo de los chantajistas y el único objetivo, pobre y raquítico, que ha conseguido, ha sido la práctica desaparición de Yolanda Díaz que, paradójicamente, solo resiste en Cataluña.

Que, como siempre y en todo, Sánchez mintiera y supiera desde el principio que estos objetivos eran una entelequia y una gran falacia, pobres como coartada y miserables como argumento político, no empece para que su fracaso en Cataluña haya sido y siga siendo espectacular. 

La carcajada… Dice Illa en plena noche electoral: “Estamos en condiciones de construir un Govern sólido de obediencia netamente catalana. Un Govern coherente”.

Comentarios